Creo que como pocas veces antes, estamos llenos de frases hechas y lugares comunes, que escuchamos, que leemos, que repetimos……que incluso tenemos tan incorporadas que, si hacemos el ejercicio de pensarlas y buscarles un significado, puede que ocurra, que justamente no le encontremos significado alguno, y porqué repetirlos…..? Yo trato de escaparle a las frases hechas en mis borradores urbanos e intento hacer frases…. al menos lo intento….
No escúchas todo el tiempo, por ejemplo, esto tan repetido y remanido de…«los problemas de la gente…» lo dicen muchos dirigentes políticos, los dicen muchos funcionarios, lo dicen muchos economistas, lo dicen muchos analistas, lo dicen incluso muchos columnistas, lo dicen muchos intelectuales, y puedo seguir….., incluso hay un rasgo común, se habla de «los problemas de la gente» como los otros, no nosotros….., es decir, se describe a los demás que no los incluye, pero me pregunto en tono reflexivo, porqué no poner exactitud a semejante generalidad, darle especificidad, más aún en tiempos de campaña política, digo para no quedar en lo declarativo y enunciativo…. Será quizás que al hacer ciertas afirmaciones hablamos mucho de lo aspiracional, de lo que no tenemos y desearíamos tener. Por ejemplo, cuando escuchas a un lider hablar todo el tiempo «tenemos un gran equipo» y lo repite insistentemente, me pregunto, habla de lo que tiene o, de lo que que no tiene y quisiera….?
Así, por ejemplo, no sería mucho más taxativo hablar:
– del problema de la gente desocupada mayor de 45/50 años, para reinventarse laboralmente, se puede saber la cantidad de gente en tales circunstancias..?
-del problema de la gente desocupada mayor de 55 años y con 30 años de aportes previsionales, que ni logran un empleo formal, ni pueden jubilarse por no tener la edad necesaria, es decir joven para el retiro, mayores para reinsertarse…los «no-no»…
-del problema de la gente joven, sin estudios, los «ni-ni» universitarios/terciarios para acceder a su primer empleo formal….
-del problema de la gente joven, con estudios universitarios/terciarios para acceder a su primer empleo formal…..
-del problema de la gente para tener mecanismos de ahorro confiables para el mediano y largo plazo, aún con ciclos de alta inflación….
-del problema de la gente de ingresos medios y medios/bajos para acceder a un crédito hipotecario para primer vivienda…..
-del problema de la gente de tercera y cuarta edad, pensionada o jubilada, con haberes mínimos…..
-del problema de la gente que sólo puede acceder a empleos informales y requiere capacitación que los habilite a la formalidad laboral…..
-del problema de la gente que diariamente debe viajar en trenes, del Gran Buenos Aires a Ciudad Autónoma para trabajar y las condiciones para hacerlo……
-del problema de la gente que diariamente viaja en auto del Gran Buenos Aires a Capital para trabajar y se encuentra con los accesos colapsados…..
-de los recurrentes problemas de la gente con la inseguridad, en sus diversas manifestaciones urbanas…..
En fin, podemos seguir sumando una larga lista de «problemas de la gente», enumeré sólo algunos…. que al ponerle foco y especificidad, se debería lograr enfoques, diagnósticos y posibles soluciones de la mano de políticas públicas activas, que operen sobre lo importante, con una estrategia tal que permita evitar la sorpresa de lo urgente, por la anticipación de lo planificado para lo inmediato y lo mediato.
Infiero una plasticidad expresiva particular y casi de semejanza al decir las frases, «los problemas de la gente» y «el hombre de la calle», que me lleva al «hombre común y sus comunes problemas» y me trae el recuerdo de una letra muy interesante de un gran cantante y poeta popular de la otra orilla, me refiero a Jaime Roos. Escucharlo es un paseo por Montevideo distinto al actual, con esa magia para un porteño muy caminado por San Telmo, La Boca y Barracas de encontrar en la Vieja Montevideo y en el sonar de su Candombe un lugar de historia común, de raíces comunes….el mismo ancho río que nos une, sobre dos orillas…
Copio textual parte de la letra de la canción «el hombre de la calle» de Jaime Roos:
«el hombre de la calle, atraviesa el temporal, porfiado, de sombrero, encorvado al caminar»
«se para frente a un quiosco, lo distrae un titular, y sigue, como siempre, como todo en la ciudad»
«no me hablen más de él, no me hablen más por él, que yo lo veo en cada esquina, y lo escucho en el café»
«el hombre de la calle dice, no te aguanto más, en medio del discurso, corre bruscamente el dial»
«él sabe que a ese hombre, nunca lo verá en su hogar, ni el vino ni la mesa, junto a él compartirán»
«el hombre de la calle, sigue yendo a trabajar, porfiado, de sombrero, más allá de un temporal»
«a veces compra un diario, se lo lleva para ojear, las fotos del partido, en la página de atrás»
«no me hablen más de él, no me hablen más por él»……..
Y es que la gente, el hombre común, el hombre de la calle espera encontrar su felicidad, transitando un camino de realización personal, laboral, afectiva y emocional con un concepto de esfuerzo evolutivo de la vida. Sus hijos estarán mejor y sus nietos aún mejor, con las herramientas necesarias para encarar los desafíos de este nuevo milenio.
Hace muchos años leí un pequeño libro del filósofo catalán, Josep Muñoz Redon «El libro de las preguntas desconcertantes» en su capítulo 16, se pregunta como título, «qué es la felicidad?» pensando en qué es la felicidad para el común de la gente, como yo…. entonces, narra esta historia que copio a continuación y la comparto contigo:
«Erase una vez un rey de la India con tres hijos tan buenos y considerados que no sabía a cuál de ellos confiar la responsabilidad de su sucesión. Sólo consiguió solucionar esta grave indecisión gracias a una especie de concurso para determinar la posible valía de cada uno de ellos: pedirle que le trajeran la camisa de un hombre feliz y quien superase ese examen se quedaría el trono».
Arun, el mayor, optó por ir a buscar un ser de estas características a la gente alta de la ciudad, donde vivían los nobles en sus palacios. Suponía que los poderosos gozaban de esta plenitud. Después de una semana de buscar infructuosamente un hombre que, además de estar harto, se atreviera a afirmar que era feliz, desistió».
«Karim, el mediano, al ver el fracaso de su hermano mayor, buscó entre los artistas y sabios de su país. Pensaba que la sabiduría o la belleza podía estar más cerca de la bienaventuranza que no la fortuna. Pero no obtuvo resultado alguno».
«Finalmente, Doemé, el menor, estaba desconcertado, sin saber donde tenía que ir a buscar. Estaba confundido por el fracaso de sus dos hermanos mayores y entonces decidió pasear un rato para distraerse. Mientras caminaba por un sendero que bordeaba un campo de trigo, escuchó a un campesino cantar y silbar sin ningún pesar. El destello de luz que escapaba de sus ojos no lo podía traicionar, finalmente había localizado un hombre feliz. Inmediatamente se le acercó y jadeando le preguntó dónde guardaba la camisa. Su respuesta aunque decepcionante no podía ser más sincera: …no tengo camisa..!». Y tú….. entregarías tu camisa…?
Te dejo link de la canción de Jaime Ross que compartiera en párrafos anteriores, «el hombre de la calle», como yo, como vos…? Jaime Roos Oficial.
Hasta mi próximo «borrador urbano». Te dejo mi agradecido abrazo por tu tiempo en la lectura de mi presente borrador……
ers
Lindo viaje por el Montevideo de hace unos años de la mano de Jaime!
Y si! El hombre de la calle y los problemas del hombre en general y… de lo general a lo particular…y una inmensidad de problemas cotidianos que pretendemos simplificar generalizando y así, la urgencia se desvanece y los problemas por comunes se vuelven «menos problema».
Gracias Ernesto por esta reflexión que sigue girando y girando luego de unos minutos…y luego de unas horas…y girando… girando …Queda en evidencia la poca capacidad de ocuparnos del hombre en general, de los problemas corrientes, del común….
Fuerte abrazo!
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Gracias a ti Mónica por tomarte tiempo en leerlo y es un «borrador» de hace cuatro años ya…..y los «problemas de la gente» siguen ahí esperando atención, no? Siempre me impacta cuando lo leo y/o escucho en muchas personas que al repetir aquello de «los problemas de la gente»…..queda muy claro que, la gente son los otros y no nosotros…..casi nunca nosotros….y lo repiten como si no se notara….que hablan de los otros y no de nosotros, los comunes…..Gran abrazo y muy buena semana para tí !!!
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Querido Ernesto… una vez más, me encanto la reflexión…
Te mando un fuerte abrazo.
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Hola Gabriel !!! Que bueno tu comentario, pasan los años pero el afecto por los días de trabajo compartidos, creo que con la mejor predisposición y conducción que pude y supe tener, estimo haber construido un buen recuerdo, espero que sea para vos igual…..Gran abrazo y que sea lo mejor para vos y tus afectos…!!! Gracias de nuevo Gabriel…
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Pasa el tiempo y los problemas son los mismos, cambian hombres y nombres nada más.
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Gracias Juan !! Toda la razón en tus palabras…. Como se trata de personajes que cambian de ropaje y nunca lideran verdaderamente, para el ciudadano común todo parece ser igual…. Abrazo grande !!
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